lunes, 3 de octubre de 2011

ANUNCIACIÓN AGIOVANNI DA FIESOLE


(Anunciación: Museo del Prado)

El fuego era la muerte.

El cielo está sentado

en el leve regazo de los días.

La muerte es otro fuego

que traemos

en cántaros de barro,

o estas manos.

Entonces estas manos

serán la floración

de incendios construidos

como si nunca hubieran existido

los arroyos.

El ángel está ardiendo.

El cielo es una hoguera

hasta los ojos.

La más absorta luz esta doncella.

El cielo era la muerte.

Los muros ya han vestido

su túnica de manos.

Para tener su propia anunciación

llegó la barca puntiaguda

de la noche.

Corrieron los pinares.

De Fiésole trajeron

colores de las tierras

estriadas.

Cubrir de amaneceres

los muros de Florencia,

surcar los mares rosa

del templo de las dudas.

Incendio tan estático

que lleva las palabras

a otro cauce.

Dialéctica del ojo,

guardián de las murallas

del ocaso.

El fuego es este ángel

que llena los tabiques de rocío.

Venimos desde entonces.

Traemos las palabras

cosidas a las venas.

Traemos un volcán,

una cosecha alucinada,

un manto de cristales.

Las manos más antiguas

consagran el incienso.

Ventanas en el cielo.

Arada está la luz,

tendido el surco

para sembrar de labios

y ropajes.

La muerte es otro río.

Se queda, como un niño,

juntando lejanías

debajo de la sombra

de los arcos

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